Juana de Abaje y Ramírez de Cantillana, la mujer que iba a convertirse con el tiempo en la personalidad lírica de más fuerza la figura literaria de la época colonial americana que ha ingresado en el Parnaso de las letras como sor Juana Inés de la Cruz, fue una personalidad inquieta, un espíritu rebelde y apasionado, que tuvo que buscar en el convento el recogimiento y la paz espiritual necesarios para la empresa intelectual que se había trazado. Sin embargo, y en ello radica gran parte de su grandeza, esta elección de los hábitos de ocasionarle no pocos quebraderos de cabeza y muchos sinsabores, al chocar su exquisita sensibilidad y su espíritu disconforme con el dique seco de la Iglesia y la gazmoñería oficial. Así, cuando movida por los impulsos contradictorios que rigieron su vida, la libertad de su inquieto espíritu y la sumisión a una regla que le imponía el servicio a los demás, son Juana Inés de la Cruz muere de las fiebres epidémicas que asolaron su convento , su convento se extingue con ella la más alta personalidad hispanoamericana de la lírica clásica española, una personalidad que se distingue de sus coetáneos del otro lado del océano por su perfilada mexicanidad que se concreta, fundamentalmente, en la libertado con que elige el tema, que la enfrenta innumerables veces con los convencionalismos de la época, con la restrictiva visión de la jerarquía eclesiástica escandalizada por el humanismo de sus sentimientos y su femenina comprensión del amor.
lunes, 9 de septiembre de 2013
UNA MUJER QUE DESAFIO AL MUNDO
UNA MUJER ILUSTRE DE EN EL CULTIVO DE LA LIRICA SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ (1851-1695)
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