Las vías del tren fueron las arterias por las que corría la riqueza de la región. La gente mayor comenta lo orgullosos que se sentían de oír el silbato del tren en las noches sentados con su familia y descansando después de un día de extenuante trabajo en el clima caliente de Apatzingán.
Hoy, las vías del tren han desaparecido bajo casuchas miserables y la estación del tren transmutó en Casa de la Cultura, al menos corrió mejor suerte que su estación hermana en Uruapan que es un nido de malvivientes. Parece ser que el único país del mundo que despedazó su red ferroviaria fue México.
La privatización de Ferrocarriles Nacionales en los años 90 entregó a los Yankees la red ferroviaria y muchas rutas no sólo fueron canceladas, sino que totalmente desparecidas, con vías y todo. Los poderosos dueños de las compañías de trailers aplaudieron la decisión, lo último que les conviene es algo de competencia.
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