El 22 de octubre de 1865 fueron fusilados en Uruapan, Michoacán, los generales José María Arteaga y Carlos Salazar, los coroneles José Trinidad Villagómez y Jesús Díaz Paracho y el capitán Juan González, héroes nacionales a los que se les pasa lista de presente en el ejército nacional y a los que recordamos como los “mártires de Uruapan”.
El general Arteaga, al momento de su muerte, era general en jefe del Ejército Republicano del Centro: él conducía, en último término, la campaña guerrillera que en los estados de Michoacán, Jalisco, México y Guanajuato mantenía siempre ocupado al ejército invasor francés y a sus aliados mexicanos, haciendo saber al imperio de Maximiliano, fundado por la fuerza, el espíritu nacionalista y republicano del pueblo de México.
Eran muchos y muy renombrados los capitanes guerrilleros que actuaban en distintas regiones a las órdenes de Arteaga: el general Vicente Riva Palacio y el coronel Nicolás Romero, prototipo del chinaco, mantenían viva la llama de la libertad en Zitácuaro y el oriente del Estado de México. El general Manuel García Pueblita no se cansaba de hostigar al invasor en las sierras de Guanajuato. El bravo general Salazar y el valiente hidalgo vizcaíno Nicolás de Régules cruzaban Michoacán de lado a lado sin dar tregua al invasor y muchos patriotas más, que luchaban sin descanso, reconocían al general Arteaga como su jefe militar y al distante gobierno de Benito Juárez como la única autoridad legítima del país y símbolo de la defensa de nuestra soberanía.
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