Tratamos
de motivarles para que sigan adelante, solo que en momentos si es algo pesado
hacer la cuesta arriba, también para nosotros los profes, pero claro que no lo
demostramos para que ellos, no sientan el desánimo.
En
realidad el paseo se vuelve muy motivador, cuando nos encontramos en la cima,
del serró, volteas hacia abajo y te preguntas, en realidad lo pude hacer,
agradable de verdad lo que percibes, ya después de descansar y platicar de cómo
nos fue, empieza la fiesta ya alguien por ahí trae música, empieza a desfilar
la comida, que tortas, los taquitos, el agua, el refresco, y enseguida, los
profes empezamos, hacer el fuego para calentar, comida o azar algún bistec.
Los
muchachos se emocionan, y luego dicen vamos a traer elotes de los que mi tío
sembró o algún hermano o pariente, imagine usted la fiesta que se arma
riquísimo, de verdad no hay palabras para describir mejor lo mucho que
aprehendemos de los muchachos-as.
Después
de la gran comida, nos pasamos al otro extremo del serró, la parte que está del lado izquierdo el serró,
se fracciona en tres partes, la de en medio es la más alta y la de izquierda y
derecha hay que bajara más para llegar a donde se encuentran las piedras
arqueológicas.
Los
muchachos toman, nota sobre la explicación de los maestros el tipo de piedras
labradas que se encuentran en la sima del serró, su interés es muy bueno, hacen
muchas preguntas, en si el paseo es referido, sobre una clase de campo. Los
muchachos- as le sacan mucho provecho, para sus clases referentes a las
asignaturas de historia y otras áreas.
De
verdad es mucho lo que hay para narrar sobre este lugarcito tan escondido, en
la parte de Michoacán, con una grande historia y una gran trascendencia de su
gente.
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