Aseguró el Pacto por México que la autonomía de gestión garantizaba que las escuelas contarían con recursos económicos que podrían manejar directamente, de acuerdo con las necesidades específicas de cada institución y sin la intervención de mecanismos y trámites burocráticos que son ajenos a las escuelas, que están plagados de corrupción y que sólo ven el recurso como un botín, muchas veces utilizado para cuestiones que nada tienen que ver con lo educativo, como las elecciones por ejemplo.
Pero después de 10 meses de debate se deja entrever que la autonomía de gestión abre la puerta de par en par para la privatización. Con el pretexto de involucrar a los padres de familia en la gestión de los recursos y mantenimiento de la escuela, se legalizan y dan por hecho las cuotas escolares; además se permitiría la entrada de las empresas a los centros escolares convirtiendo por ende en letra muerta el precepto constitucional de gratuidad de la educación, a pesar de que en el discurso el Presidente, el Secretario de Educación, el Pacto por México y los partidos políticos se cansen de decir que la educación no se privatiza, ya que para esto no necesitan venderla tal cual.
Y esa es una de las principales causas de que el descontento magisterial haya trastocado a otros sectores de la población, ya que el gobierno poco a poco se deslinda de su responsabilidad de proveer servicios adecuados para la población, entre ellos la educación.
Ahora los recursos tendrán que ser aportados por los padres de familia y estos tendrán que salir a buscar, en compañía del director y los maestros a quien quiera "invertir" en su escuela. Es así como se da entrada a una propuesta meramente empresarial, por si se tenía duda de quien promovía en realidad la Reforma Educativa.
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