viernes, 7 de marzo de 2014

CATEDRAL NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN (APATZINGÁN)

“NUESTRA HISTORIA, TERCERA PARTE”

Casa en donde se reunió el Primer Congreso Mexicano en Apatzingán

 Durante la Independencia muchos pobladores tuvieron que huir ante tanta inseguridad en la región, otros se unieron al movimiento, y ante la falta de obispos durante este periodo de crisis en los años posteriores, agravados todavía más en la época de La Reforma, todavía, para finalizar cuando el General Reza, de filiación lerdista, incendió la población en 1870 y con ella el templo en donde seguramente se quemó el archivo como lo afirma el P. Antonio Barragán Orozco.
Durante el porfirizo viene un nuevo auge para Apatzingán en todos los sentidos, cambió el título de Villa de la Constitución adquirido en 1859 pro el de Ciudad de Apatzingán de la Constitución de 1814 el 21 de abril de 1883 y desde allí se asigna como fiesta cívica el 22 de octubre de cada año.

Nuevas construcciones surgían por todos lados así como mejoras a la ciudad, así el “templo dedicado a la Asunción de la Virgen María, de construcción alargada, estrecha, orientada de oriente a poniente, con techo de teja y cielo decorado. La torre que sostenía al campanario tenía unos doce metros de altura y había sido parcialmente derribada por un sismo a fines de siglo; con el nombramiento del nuevo Párroco José María Hernández en 1893, se comenzó la construcción misma que terminó el Sr. Cura don Espiridión Nárez en 1907 en la que fueron colocadas nuevas campanas de fino sonido y un reloj de pesas que anunciaba con agradable tintineo sus campanillas los cuartos, medias y horas enteras. El material empleado en la construcción fue la cantera, extraída de los terrenos llamados El Chorrito, situados sobre el camino viejo de herradura que conducía a Parácuaro.”
Durante este periodo había una escuela pública atendida por cuatro maestros, dada la población de Apatzingán de 2, 875 habitantes, eran pocos, ello nos habla de bajo nivel de escolaridad en la ciudad. Durante este periodo había sólo cuatro protestantes y dos ateos.


Esta prosperidad se vio truncada en 1911 por “el vaivén de los grupos revolucionarios que alteraría las formas de vida, ataques amados, saqueos al comercio, préstamos forzosos e incendios” fueron notas características del nuevo periodo, “Miguel Villaseñor y Cenobio Moreno que se había levantado en armas en Parácuaro, en los últimos días de abril, tras de expedicionar por algunos puntos de la región, se presentaron en la Ciudad, la cual ocupan sin resistencia alguna, el 11 de mayo de 1913. Después de obtener algunos recursos para continuar la lucha, abandonaron la población dirigiéndose hacia Buenavista Tomatlán.”
Durante este periodo fue párroco el Pbro. José Loza, hermano del General huertísta Ángel Loza, quien tuvo como vicario al Pbro. Jesús Barragán. Sacerdotes que, fieles a su ministerio pastoral, asistieron sin temor alguno a los moribundos en las calles cuando aún no terminaba el combate y la amenaza de incendiar el templo, esto traerá  como consecuencia el traslado del Sr. Cura Loza, en primer lugar para cuidad de sus salud y posteriormente para cuidad de su vida.


En su relevo vendrá, en 1914, el Sr. Cura Gumersindo González, varón santo y sencillo que hizo mucho bien a sus fieles; era tan compasivo, que hasta las mismas prendas de vestir, las daba a los pobres que encontraba en la calle. Sufrió mucho por los desmanes de los revolucionarios, y murió en Parácuaro, Mich. En 1917. A instancias del Teniente Coronel José María Tafolla, que se encontraba de comandante en esta Plaza, fue traído su cuerpo, y se le dio sepultura en el atrio parroquial.

En 1915 llegó el Pbro. J. Jesús Barragán Orozco, sacerdote abnegado, con un gran celo pastoral y entrega completa a la salvación de sus fieles; tenía 25 años cuando llegó a esta Parroquia. Aquí gastó su juventud y fue muy querido por sus fieles a quienes trataba con mucha caridad y quien fue sucedido en 1922 por el Pbro. Jesús Pimentel.


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