LOS ESPEJOS
• Del mismo modo que de nuestro propio
cuerpo no podemos ver más que una parte, pues hay zonas que no podemos ver (los
ojos, la cara, la espalda, etc.) y para contemplarlas necesitamos del reflejo
de un espejo, también para nuestra mente padecemos una ceguera parcial y sólo
podemos reconocer la parte que nos es invisible (la sombra) a través de su
proyección y reflejo en el llamado entorno o mundo exterior.
• El reflejo, sólo sirve de algo a aquél
que se reconoce en el espejo: de lo contrario, se convierte en una ilusión.
• El que vive en este mundo y no reconoce
que todo lo que ve y lo que siente es él mismo, cae en el engaño y el
espejismo.
• Nuestra sombra nos angustia. No es de
extrañar, por cuanto que está formada exclusivamente por aquellos componentes
de la realidad que nosotros hemos repudiado, los que menos queremos asumir. La
sombra es la suma de todo lo que estamos firmemente convencidos que tendría que
desterrarse del mundo, para que éste fuera santo y bueno.
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