El pensamiento pedagógico puede decirse que comenzó su
desarrollo desde los propios albores de la humanidad. Este pensamiento en sí
mismo no es más que una consecuencia de su devenir histórico, en
correspondencia con la necesidad del ser humano de trasmitir con eficiencia y
eficacia a sus generaciones las experiencias adquiridas y la información
obtenida en su enfrentamiento cotidiano con su medio natural y social.
Las ideas pedagógicas defienden en ese momento crucial de la
historia del ser humano como ente social por la separación en lo que respecta a
la formación intelectual y el desarrollo de las habilidades y las capacidades que
habrían de lograrse en aquellos hombres en que sus tareas principales no fueran
las de pensar, sino las requeridas para el esfuerzo físico productivo, tales
ideas pedagógicas debían insistir lo suficiente para lograr en la práctica que
la mayoría o la totalidad aceptara esa condición de desigualdad. Con estas
concepciones es que surgen las denominadas escuelas para la enseñanza de los
conocimientos que se poseían hasta ese momento para el uso exclusivo de las
clases sociales selectas, asignándoseles a las clases explotadas, como única
salida de sobre vivencia, el papel protagónico de la realización del trabajo
físico.
La sociedad de nuestro tiempo se encuentra en constante cambio.
Un cambio cada vez más acelerado y difícil de controlar en el que la educación
ya no está a la cabeza del mismo, sino que depende de las evoluciones y
dinámicas políticas y, sobre todo, económica. El cambio educativo que estamos
viviendo en estos momentos, es una clara prueba de ello. El presente trabajo
pretende indagar en uno de los ideales antiguos más relevantes: el de la
Educación, para manifestar una concepción de la educación considerando la
evolución histórica de la pedagogía antigua y poder compararla con la educación
actual. Porque soy consciente que una educación integral que no sólo se centra
en el conocimiento, sino también en la calidad humana de las propias personas y
de la valoración de su pasado histórico.
A lo largo de la historia, todo pueblo que alcanza un mínimo de
desarrollo ha dedicado, aun inconscientemente, parte de sus esfuerzos a que los
conocimientos y valores que consideraron como válidos se conservaran y
transmitieran de generación en generación, creando una impresión de la sociedad
en el individuo. Es decir, desde que el ser humano creyó en su esencia social
ha creído en la educación.
Valorando la evolución de la pedagogía desde sus orígenes, sería
entonces la manera de identificar lo que algunos han considerado el nacimiento
de la cultura y la educación como elementos fraternos. Y, para comprender una
concepción de la educación actual, tomaré como punto de partida la cuna de
nuestra sociedad actual: la Grecia antigua y posteriormente considerar otras
épocas de la historia de las teorías pedagógica tales como el periodo del
Imperio Romano, La Edad Media, El Renacimiento y la Edad Moderna.
LA
EVOLUCION HISTÓRICA PEDAGÓGICA Y SU RELACIÓN CON LA PEDAGOGIA ACTUAL
La realidad de nuestro tiempo: social, política, económica… y,
por supuesto, educativa, está socio históricamente condicionada, es decir, lo
que hoy consideramos como aceptable para nuestra sociedad, seguramente no es
tan distante a como lo era en el periodo helénico y, es más, no lo es ya para
otros países con otras formas de entender la educación: para ello sólo tenemos
que pensar en cómo se educaba en la Grecia antigua y compararlo con nuestro
sistema escolar de hoy.
Habiendo dicho esto, es importante centrar el análisis y
relación en el qué se
enseñaba y también se retomará el por
qué, pero prestando especial atención en el cómo y en el quién, para relacionarlo con la actualidad; interesa ver la manera en que los alumnos
aprendieron y los profesores enseñaron,
el papel que jugaron unos y otros a lo
largo de la historia de la educación.
La enseñanza propiamente dicha, en las escuelas públicas
proporcionadas por el estado griego, corría a cargo del maestro que
posteriormente tomaría el nombre de didáskalos, y la metodología utilizada era bastante memorística,
utilizando como textos de apoyo aquellos que reforzaban por su contenido la
moral de alumno. En el aula no todo se enseñaba a todos, la educación física y
la música, pares esenciales del futuro ciudadano, estaban reservadas para las
clases sociales más elevadas. Como vemos, para aquellos afortunados a los
cuales estaba reservada todo tipo de educación.
Relacionándolo con uno de los modelos actuales más utilizados en
educación, sobre todo en educación superior, podríamos llegar a la conclusión
de que este tipo de docencia responde a la teoría de enseñanza donde el
profesor reconoce la existencia de buenos y malos estudiantes, y su
responsabilidad sólo concierne al conocimiento y exposición de contenidos.
El profesor es el experto en los conocimientos, el sabio del
escenario, que expone la información que los estudiantes tienen que absorber y
repetir con exactitud, según su capacidad, su motivación e, incluso, su
carácter étnico. La idea ya mencionada concuerda en gran medida con la
metodología utilizada en la antigua Grecia, y que todavía sigue utilizándose
irreflexiva e indiscriminadamente en todo el mundo.
Será en el Siglo V a.c., más concretamente en su segunda mitad,
donde encontramos la primera figura que podría ser calificada como
profesionales de la educación, los sofistas. Al tacharlos de profesionales y
teniendo en cuenta las diferencias sociales de la época, no es raro ver que su
función no comprendía la formación de los ciudadanos de la polis, sino la
formación de los que gobernarían a todos ellos, aristócratas de alta cuna a los
cuales el simple hecho de su existencia merecía las mejores enseñanzas. Quizá
sería algo parecido, si podemos utilizar este adjetivo, a los profesores de
enseñanza superior actuales, mitad filósofos mitad retóricos, representantes de
la cultura en general y sin una ciencia en particular.
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