CATEDRAL NUESTRA
SEÑORA DE LA ASUNCIÓN (APATZINGÁN)
“NUESTRA HISTORIA,
SEGUNDA PARTE”
Con el ascenso al
trono de Carlos III (1759-1788), se iniciaron una serie de reformas en lo
económico, político y religioso, para lo cual se sometió a todas las instituciones
eclesiásticas, destruyendo a otras como los jesuitas y reduciendo la actividad
de los religiosos y su influencia tratando de someter a la Iglesia a su
capricho, para ello, expresó su deseo de que los religiosos sólo atendieran a
dos parroquias, en la Intendencia y, por lo mismo, tuvieron que salir de toda
la región y por ello la secularización.
Ante estas
circunstancias viene una modificación del mapa eclesiástico y en la región se
crean para el año de 1775 las parroquias de Tancítaro, Apatzingán y Santa Ana
Amatlán.
Una vez salidos los
franciscanos de Apatzingán los sacerdotes del clero secular comenzaron por
hacer un nuevo templo que estuviera acorde con el crecimiento de la población,
puesto que Apatzingán en los últimos 90 años había crecido casi tres veces más,
es decir, de “130 habitantes que tenía en 1700 había llegado a 301 en 1792 (las
vicarías durante los mismos años fueron: San Juan de los plátanos de 66 a 79,
Acahuato de 66 a 89 en Parácuaro de 9 a ... San Juan Gregorio Tacirán de 27 a
22, que desaparecerá en el periodo posterior a la independencia),” así a un
lado del antiguo templo se comenzó un nuevo templo de piedra y lodo de una nave
de mayor capacidad, con una torre para campanario. San Juan de los Plátanos
tenía una Iglesia de nave reducida, sin torre, con techo de tejamanil sin
sacristía ni bautisterio, de tierra el pavimento con cinco altares, las paredes
son de piedra y mezcla.”
Carlos III, de la familia de los Borbón |
Esta región, con el
arribo de las “Nuevas Ideas” (de la Ilustración), conoció un nuevo auge
económico ya que el párroco impulsó la agricultura a través de la construcción
de nuevos canales para el riego tomando todos los avances tecnológicos
provenientes de Europa fomentando el comercio así, cuando el movimiento de
independencia comenzó en esta ciudad el párroco motivó a los feligreses a
unirse al movimiento emancipador, y conociendo el trabajo y la concordancia en
ideas, el mismísimo Morelos elige a esta Villa para llevar al Congreso (ello
implicaba la presencia de unos 500 hombres). “Una vez conforme a lo prevenido
en la misma Constitución (Art. 240) acabada la misa de Acción de Gracias, que
se cantó con la posible solemnidad, el Presidente del Congreso prestó juramento
de manos del decano y lo recibió en seguida de todos los diputados, procediendo
luego a la elección del Supremo Gobierno, que recayó en los individuos
nombrados para el cargo: José Ma. Liceaga, José Ma. Morelos y Coz. Después de
hacerse bailes y festines, en que se sirvieron dulces y pastas llevadas de
Querétaro y Guanajuato se sentaron a la mesa, después de los generales y
oficiales los sargentos y soldados. Morelos, vestido con gran uniforme, danzó
en el convite, y, abrazando a todos los concurrentes les dijo que aquel día era
el más fausto de su vida. Algunos días después salieron para Ario”.
Expulsión de los jesuitas |
Con el destierro que
sufrieron los obispos, reunidos en Roma, varios obispos mexicanos, entre ellos
el de Michoacán Munguía y el de Guadalajara Espinosa, propusieron éstos al papa
las necesidades de sus vastísimas diócesis, especialmente la de dividirla erigiendo
nuevos obispados. Así en el obispado de Michoacán se erigen otros dos el de
León y Zamora” del que pasa a formar parte la parroquia de Apatzingán.
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