INTRODUCCIÓN
La experiencia
positiva y grandiosa del hombre que intenta realizarse en el tiempo y en la
historia es una de las dimensiones constitutivas de la existencia humana. Pero
esta experiencia no es una vida de sentido único, sino que por ella circula
también otra experiencia de fracaso, de desarraigo, sufrimiento físico y moral,
de mal, de culpa y de pecado. Tanto a
nivel individual como a nivel de la historia general de la humanidad, el camino
del hombre es una mezcla de victorias parciales y de muchos intentos frustrados
y fallidos.
El mal y el
sufrimiento, en sus diversas formas, forman parte de la existencia humana. El
sufrimiento como elemento existencial del hombre es una estructura fundamental
fuertemente diferenciada que se manifiesta en todas las relaciones
trascendentales y particulares del hombre: el nivel necesario de distancia
entre la felicidad y el sufrimiento del hombre reside en la capacidad de elegir
una actitud entre un estado y otro.
La condición humana
también se caracteriza por algunas situaciones límite muy profundas como el
sufrimiento, el mal y la muerte.
¿Qué puede hacer el
ser humano ante estas situaciones? Podría tratar de huir si pudiera, de
olvidar, de ignorar o de hacer como si no existieren. ¿Pero sería una actitud
digna del hombre elegir estas opciones?
El Dr. Vicktor E.
Frankl nos muestra en su obra autobiográfica “El hombre en búsqueda de sentido”
una respuesta posible al planteamiento existencial del hombre. Por lo que en
este trabajo se presenta una síntesis del contenido interno de la magnífica
obra que genera un sinfín de reflexiones sobre el sentido de la vida de los
seres humanos ante los episodios de nuestra historicidad como especie humana.
También se incorporan
reflexiones personales con matices antropológicos y filosóficos sobre las
cuestiones consideradas como relevantes de abordar.
De ante mano, me he
quedado con las ganas de leer un par de veces más esta obra, pero ya sin la
presión académica de manifestar un aprendizaje reflexivo, crítico y filosófico
sobre la materia en cuestión. Sino más bien de apreciar y llevar mis
reflexiones a un plano de mi vida más trascendental en mi persona y en la de
los seres que me rodean.
“EL
HOMBRE EN BÚSQUEDA DEL SENTIDO” por Vicktor Frankl
Síntesis
“¿Cómo pudo él —que todo lo había perdido, que
había visto destruir todo lo que valía la pena, que padeció hambre, frío,
brutalidades sin fin, que tantas veces estuvo a punto del exterminio—, cómo
pudo aceptar que la vida fuera digna de vivirla ?” Gordon W. Allport
Considerada
una pieza maestra de la literatura universal y una joya de la narrativa para la
reflexión profunda sobre los procesos de existencia humana, el texto que narra
las experiencias de un hombre que vivió en carne propia los inhumanos placeres
de los campos de exterminio nazi durante la segunda guerra mundial.
Cargado
de una descripción en el plano real de los sentimientos, pensamientos,
emociones y con sustentos psicológicos-filosóficos sobre las circunstancias en
que un hombre puede llegar a ser un objetivo de aniquilación despiadada y
aberrante por otro mismo hombre, hacen de esta obra del Dr. Frankl un trabajo
digno de ser valorado desde diversas perspectivas y enfoques, pero sobre todo
para reconocer en esta experiencia una pauta que nos ayude a encontrar a
nosotros mismos el verdadero sentido de nuestra existencia.
En
cuanto al contenido interno de la obra, se identifican dos partes esenciales
para el desarrollo y planteamiento del discurso que propone el autor: la
primera parte se titula “Un psicólogo en un campo de concentración”
Y la segunda parte de este trabajo se denomina “Conceptos básicos de logoterapia”.
Un
psicólogo en un campo de concentración
Esta
primera parte del libro se divide en tres fases. En cada una de ellas se narran
cronológicamente y con una secuencia lógica las experiencias vividas que
abarcan desde la llegada a los campos de concentración hasta el momento de la
liberación de los sobrevivientes del holocausto judío.
Las
fases son: Primera Fase: Internamiento en el campo, Segunda Fase: La vida en el
campo y la Tercera Fase: Después de la liberación.
Primera Fase: Internamiento
en el campo
En
esta primera fase se relata el oscuro traslado a los campos de concentración.
Situación que se manifestaba en la incertidumbre y desesperación de saber que
el destino de los judíos sería como mínimo la muerte por asfixia en la cámara
de gases.
En
esta fase se hace referencia a un estado de shock que experimentaban los miles
de prisioneros que viajaban como sardinas dentro de un vagón de carga en los
momentos en que confundidos terminaban por descubrir que su destino no sería un
trabajo dentro de una fábrica donde los alemanes los pondrían en servicio del
reich alemán, sino a un destino fatal como lo sería Auschwitz y sus ya famosos
hornos crematorios, cámaras de gases y por ende una muerte asegurada.
Ante
esta maraña de sensaciones de pánico, angustia, miedo, desesperación, la única
esperanza que quedaba era imaginar un regreso casi imposible con sus familiares
o seres queridos.
En
esta primera fase el Dr. Frankl, una vez instalado en el campo de concentración
asignado, es uno más de entre los miles de hombres y mujeres que habían
separado por filas para despojarlos de todas sus pertenecías hasta dejarlos ni
siquiera con los bellos de su cuerpo, solamente con su desnudez absoluta y una
vasta riqueza de temores y desesperanza.
Durante
sus primeras semanas de estancia en ese infierno sobre la tierra, los
prisioneros buscaban la manera de disfrazar las inhumanas condiciones de vida
en que los tenía, y como único recurso se valían de un sentido del humor
surrealista ante un escenario plagado de muerte y devastación. Esta actitud los
situaba en una condición de parecer aún a esas alturas un poco a los seres
humanos que fueron antes de su ingreso a esa pesadilla real que vivieron.
Sin
embargo la angustia fatal de estar esperando la muerte sin saber si llegaría
tarde o temprano, los puso a muchos de ellos en condición de “decidir” por
quitarse la vida de diferentes maneras para evitar una muerte más cruel y
abominable.
Segunda Fase: La vida en el campo
En
esta etapa se pueden identificar algunos cambios en las conductas y emociones
de los prisioneros que acompañaban al Dr. Frankl. Sentimientos que se modifican
teniendo como base la apatía ante las situaciones infrahumanas en que se vivía
en esos días dentro del campo de concentración.
Ante
la mísera situación de los individuos que se encontraban con múltiples
condiciones de salud deplorables, la brutalidad con la que masacraban a los
prisiones ante la mirada ciega y carente ya de consideración por la muerte y el
sufrimiento del otro, no causaba ya el mismo impacto de terror de los
prisioneros que se acostumbraron a ver escenas de muerte como algo normal y
hasta liberador.
Por
otro lado estaban los prisioneros devotos a sus creencias religiosas y a pesar
de las atrocidades presenciadas, siempre buscan un espacio y un momento para
establecer un contacto religioso mediante oraciones como única forma de
liberación espiritual. Por lo que hacía de estos hombres seres con esperanza de
un amor divino que diera la fuerza para seguir viviendo por ese amor por vivir.
Sin
embargo algunos de los prisioneros desarrollaron en medio del sufrimiento otras
actitudes de apreciación y sentido de su vida. Fueron capaces de reconocer su
capacidad de elegir vivir en medio de aquella masacre funesta.
Tercera Fase:
Después de la liberación
Finalmente
en la tercera fase se presenta un sentimiento extraño en los sobrevivientes de
aquel cadalso. Una vez liberados de las garras de los nazis, los individuos
parecían no sentir una felicidad como primera faceta de aquel acontecimiento.
Saber que saliendo de ahí todo les parecería irreal, que irían a sus antiguas
casas y no encontrarían más que ruinas así como familiares muertos o
desaparecidos.
Ahora
era el turno de tomar aquella libertad y elegir qué sentido tomaría su vida
después de un deshago existencial comenzaría para ellos la oportunidad de
decidir qué hacer con su vida.
Conclusión
Los
interrogantes sobre el significado del hombre irrumpen en nuestra existencia
desde tiempos inmemoriales y se imponen. No es el hombre el que se plantea el
problema: es el mismo hombre el
problema y su existencia es problemática. Es por eso que para encontrar
el sentido de la vida es necesario que el hombre se examine críticamente para
encontrar sus problemas e intentar dar una respuesta que abrace su existencia y
así descubrir que somos responsables de nuestra existencia.
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