viernes, 7 de marzo de 2014

EL ESTADO MEXICANO

CARACTERIZACIÓN DEL ESTADO MEXICANO


El Estado mexicano es un arma de doble filo. Los postulados que enuncia Harnecker (2005) con respecto a los diferentes tipos de Estado y de Gobierno, se quedan cortos para describir desde una perspectiva realista lo que es este órgano de gobierno.

El primer parámetro que señala Harnecker (2005) con respecto a la función de Estado sí aplica a los rasgos del Estado Mexicano actual, al señalar que la función del Estado es regular el funcionamiento de la sociedad con respecto a sus ámbitos políticos, culturales y económicos de una clase por encima de otra. Y dicho esto, precisamente este rasgo del Estado en México es una latente función que tiene el Estado para fiscalizar y disfrazar los defectos humanos de los “poderoso” mandatarios, cubriéndolos con cualidades metafísicas y abstractas mediante las leyes e instituciones al servicio de estos inicuos intereses que degradan en ocasiones la dignidad humana.

Muestra de esto es que los textos noticiosos y desinformativos al servicio del gobierno, muestran que durante lo que va de mandato del máximo representante del poder ejecutivo, se han lanzado propuestas de reforma y modificación a los artículos de la constitución para establecer nuevas estructuras que terminen con las negligencias y anomalías de los sistemas corruptos. El caso es que siempre se enuncian estas modificaciones sin hacer una consulta pública donde la verdadera opinión y necesidades del pueblo sean al móvil de estas transformaciones. En términos generales, los de traje negro son los que tienen ese “don” para saber tomar las decisiones de manera democrática y consensada en los poderes legislativos, pero eso sí, los zafarranchos ridículos que arman en las asambleas legislativas dejan ver la unidad partidista y la democracia en su máxima expresión.

Otro rasgo característico de nuestro Estado es su portentoso poder judicial al servicio del narco estado y del estado neoliberal internacional que se beneficia en gran parte de los recursos que se explotan en México. No es necesario que las leyes prohíban anunciar la cantidad de civiles muertos por mes o por años, si basta con salir a las calles para ser testigos de cómo la justicia está prostituida y podrida al grado de que a estas alturas se le teme más a un policía, judicial, soldado que a un sicario o narcotraficante, que valga mencionar que éstos últimos se han convertido en los nuevos héroes y modelos a seguir por miles de jóvenes que admiran más a un narco que a un político.


No quiero ser pesimista con respecto a esta caracterización, pero una mentira aunque se diga mil veces nunca será verdad y no es que lo diga yo, pero los hechos que ocurren a diario con el Estado mexicano nos pueden dar evidencia de estos hechos, pero mientras se siga a la sombra de la ignorancia y de tolerar esta farsa o de ser serviles de los grandes capitalistas todo se justifica, que al cabo, del algo tenemos que sacar para comer. Aunque no sé qué opinaría si mi postura fuera la de hacer las leyes y no cumplirlas, de ser empleador y no empleado, de ser burgués y no proletariado, quizá sería la misma. 

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