En la actualidad, las escuelas integradoras enfrentan un gran desafío que podría complicar, obstaculizar e incluso detener la inclusión escolar de los alumnos con discapacidad. Como ya sabemos, bullying o acoso escolar, es aquel proceso en el cual un alumno está expuesto constantemente a acciones negativas como la intimidación, maltrato físico, psicológico o verbal por parte de uno o más compañeros. Muchos centros educativos no tienen conocimiento sobre los casos de acoso escolar, especialmente en el alumnado con discapacidad, sin embargo es bien sabido que en esta franja estudiantil el acoso escolar trae consigo el abandono escolar, déficit en las habilidades sociales y en la atención, ansiedad, depresión, trauma psicológico y físico, y en los casos más graves y lamentables, el suicidio.
Falta de comunicación en las familias, falta de empatía, relaciones interpersonales pobres y basadas en prejuicios, violencia social, rechazo y/o temor a la diferencia, la ausencia de una autoridad amorosa en la infancia, son todos signos claros de nuestro tiempo, y es precisamente en este “caldo” de problemáticas donde se fue cocinando a fuego lento un fenómeno que actualmente es objeto de estudio por su creciente incidencia en las escuelas primarias y secundarias: el bullying o acoso escolar.
El especialista que se interesó por esta problemática fue el noruego Dan Olsen, quien definió el bullying como “una conducta de persecución física y/o psicológica que realiza un alumno contra otro, al que escoge como víctima de repetidos ataques. Esta acción negativa e intencionada sitúa a la víctima en una posición de la que difícilmente puede salir por sus propios medios. La continuidad de estas relaciones provoca en las víctimas efectos claramente negativos, como descenso de la autoestima, estados de ansiedad e incluso cuadros depresivos, lo que dificulta su integración en el medio escolar y el desarrollo normal de su aprendizaje”.
Recién a finales de los 80, el acoso escolar comenzó a generar preocupación también en países como Japón, Gran Bretaña, Holanda, Canadá, Estados Unidos y España. En relación a esta demora en la toma de conciencia sobre la gravedad de esta situación, algunos profesionales sugieren que de alguna manera con el bullying ocurrió algo similar a lo experimentado con la violencia doméstica, siendo que hasta hace relativamente poco tiempo se la consideraba como algo “inevitable” y como un problema de carácter estrictamente privado que debía ser resuelto en el seno de las relaciones entre iguales, sin intervención de la justicia o las autoridades competentes.
Actualmente y por su alta incidencia, el bullying es un tema candente que se ha profundizado y que a nivel mundial es motivo de debates, congresos y campañas de prevención debido a los altísimos niveles de violencia en juego y a la gran cantidad de niños y jóvenes que se han quitado la vida por no poder hacer frente a las situaciones de hostigamiento reiterado.
Entre las víctimas del acoso escolar los niños con discapacidad que asisten a las escuelas integradoras representan un gran porcentaje de los estudiantes hostigados. Esta situación, si bien preocupa, no está siendo considerada por las autoridades escolares con el debido compromiso.
Como consecuencia de estas conductas, diversos estudios han señalado un preocupante índice de deserción escolar en el colectivo y el agravamiento en el déficit de habilidades sociales y de atención, producto de la ansiedad, la frustración y el impacto emocional que generan los acosos.
Actualmente y por su alta incidencia, el bullying es un tema candente que se ha profundizado y que a nivel mundial es motivo de debates, congresos y campañas de prevención debido a los altísimos niveles de violencia en juego y a la gran cantidad de niños y jóvenes que se han quitado la vida por no poder hacer frente a las situaciones de hostigamiento reiterado.
Entre las víctimas del acoso escolar los niños con discapacidad que asisten a las escuelas integradoras representan un gran porcentaje de los estudiantes hostigados. Esta situación, si bien preocupa, no está siendo considerada por las autoridades escolares con el debido compromiso.
Como consecuencia de estas conductas, diversos estudios han señalado un preocupante índice de deserción escolar en el colectivo y el agravamiento en el déficit de habilidades sociales y de atención, producto de la ansiedad, la frustración y el impacto emocional que generan los acosos.
Cifras que estremecen.- Según el propio Olweus, el bullying puede definirse como una acción negativa llevada a cabo “cuando alguien inflinge, de manera intencionada, o intenta infligir mal o malestar a otra persona”. Para el experto escandinavo estas acciones negativas pueden llevarse a cabo mediante contacto físico, verbalmente o de otras maneras como hacer muecas o gestos insultantes e implican la exclusión intencionada del grupo. “Para emplear correctamente el término ‘bullying’ ha de haber un desequilibrio de poder o de fuerza (una relación asimétrica): El escolar que está expuesto a las acciones negativas tiene mucha dificultad para defenderse. Hablando de manera más general, el comportamiento acosador puede definirse como comportamiento negativo repetitivo e intencional (desagradable o hiriente) de una o más personas dirigido contra una persona que tiene dificultad en defenderse”.
Este desequilibrio de poder que menciona Olweus puede ser tanto de naturaleza física o psíquica y suele estar dirigido hacia aquellos niños o adolescentes de apariencia física o perfil cognitivo diferente, cuadro siempre agravado por su condición social y racial.
El hostigamiento físico y psicológico puede concretarse a partir de gestos más o menos directos, incluyendo también la circulación de rumores malintencionados y las leyendas y dibujos ofensivos.
Este desequilibrio de poder que menciona Olweus puede ser tanto de naturaleza física o psíquica y suele estar dirigido hacia aquellos niños o adolescentes de apariencia física o perfil cognitivo diferente, cuadro siempre agravado por su condición social y racial.
El hostigamiento físico y psicológico puede concretarse a partir de gestos más o menos directos, incluyendo también la circulación de rumores malintencionados y las leyendas y dibujos ofensivos.
Actualmente y debido al incremento de las tecnologías al alcance de los niños, el tipo de acoso más frecuente es el “Ciber-bullying”, que se da cuando la víctima es filmada durante la agresión física o la burla para luego subir esa filmación a Internet. Redes sociales como Facebook, Myspace y YouTube se han convertido en el mejor aliado de los acosadores escolares, quienes graban con su teléfono celular los abusos, que suceden comúnmente en los baños y patios escolares.
Según un estudio llevado a cabo en España en2008*, los estudiantes que sufren conductas violentas oscilan entre un 20% y un 30%.
En tanto en los Estados Unidos, donde la problemática se ha vinculado a hechos trágicos de suma trascendencia como las masacres de Columbine y Virginia Tech, el 15% de los adolescentes de 11 a 17 años participaría en el acoso escolar, como víctimas o victimarios, al menos una vez por semana.
En México el 65% de los niños y niñas en edad escolar manifiestan haber sufrido el bullying, pero sólo uno de cada diez ha recibido la atención especializada y menos del 3% comentó lo sucedido ante sus padres o ante las autoridades de la escuela. Según investigaciones realizadas en dicho país por la Secretaría de Desarrollo Social, solamente entre marzo y junio de 2010 se presentaron 13.633 casos de violencia escolar en el Distrito Federal, mientras que el Consejo Ciudadano de Seguridad Pública reportó una denuncia cada 48 horas.
Según un estudio llevado a cabo en España en2008*, los estudiantes que sufren conductas violentas oscilan entre un 20% y un 30%.
En tanto en los Estados Unidos, donde la problemática se ha vinculado a hechos trágicos de suma trascendencia como las masacres de Columbine y Virginia Tech, el 15% de los adolescentes de 11 a 17 años participaría en el acoso escolar, como víctimas o victimarios, al menos una vez por semana.
En México el 65% de los niños y niñas en edad escolar manifiestan haber sufrido el bullying, pero sólo uno de cada diez ha recibido la atención especializada y menos del 3% comentó lo sucedido ante sus padres o ante las autoridades de la escuela. Según investigaciones realizadas en dicho país por la Secretaría de Desarrollo Social, solamente entre marzo y junio de 2010 se presentaron 13.633 casos de violencia escolar en el Distrito Federal, mientras que el Consejo Ciudadano de Seguridad Pública reportó una denuncia cada 48 horas.
Por otra parte, se estimó que alrededor del 25% de los profesores no ven nada malo con la intimidación o humillaciones y, en consecuencia sólo alcanzan a intervenir en apenas el 4% de los incidentes de intimidación
Con este marco tan desalentador, los niños con discapacidad que han logrado acceder a las aulas integradoras se encuentran atravesando una grave situación que puede poner en riesgo no sólo su escolaridad sino su propia integridad como personas.
En un reciente artículo sobre bullying, la revista brasileña “Nova Escola”, especializada en Educación, señala que los niños con discapacidad no tienen desarrolladas habilidades físicas o emocionales para defenderse de los ataques. Advirtiendo además que una investigación de la Fundación Instituto de Pesquisas Econômicas (Fipe) realizada sobre 18 mil estudiantes, profesores, funcionarios y padres en 501 escuelas de todo Brasil, constató que el 96,5% de los entrevistados admitió tener preconceptos contra las personas con discapacidad, principalmente por falta de información.
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