miércoles, 5 de marzo de 2014

PARROQUIA DE SANTO SANTIAGO (ACAHUATO)




Este pueblo tiene sus orígenes prehispánicos, y ya desde el imperio tarasco dependía, como toda la Tierra caliente, de Tancítaro en el cobro de impuestos.
Con la conquista española los misioneros buscaron mantener el mismo orden que ya existía anteriormente y que permanecía en el terreno político-económico.
Este pueblo pertenecía a la doctrina de Apatzingán desde donde se atendía. Y en 1639 contaba con 40 vecinos, en 1746 tenía 15 familias, desafortunadamente para esta región en los próximos años vino una terrible peste que diezmó la población.


Nuestra Patrona tiene un origen desconocido, algunos historiadores dan el origen a grandes predicadores que estuvieron en esta comunidad, a mi juicio esta imagen debió llegar con los primeros evangelizadores, los cuales, conociendo la dualidad filosófica y teológica de los indígenas, se preocuparon de hacer siempre un templo dedicado a Cristo o a los santos y otro más a la virgen en la Huatápera u “hospital de indios” consagrado siempre a la Inmaculada Concepción.
Hubo muchas imágenes de la Virgen María traídas por los misioneros durante los primeros años de la evangelización en los diferentes puntos geográficos de nuestro país, basta ver la innumerable serie de imágenes que se veneran que tienen su origen en este tiempo (Nuestra Señora de la Salud, Nuestra Señora de San Juan de Los Lagos, etc.)
El documento más antiguo al que tuve acceso sobre la Virgen fue del año de 1790 en el que un subdelegado envía un informe a la intendencia de Valladolid sobre la situación de Apatzingán en la que afirma que el Cura bachiller de Apatzingán Vicente Loredo atiende a esta comunidad que no tiene Iglesia y sí sólo las paredes de una, cuya construcción abandonaron hace cuatro años. Hay capilla de hospital de Nuestra Señora de la Concepción y una imagen muy célebre en estas tierras conocidas por Nuestra Señora de Acahuato. La capilla citada consta sólo de un retablo que está dorado, techada de tejamanil y las paredes de adobe en buen estado.”


La veneración de Nuestra Señora de Acahuato estaba ya muy difundida en tiempos de la Independencia ya que, como está anunciado en la puerta norte del antiguo templo labrado en cantera, que el Generalísimo Morelos en su paso por Apatzingán, y después de la proclamación de la constitución de 1814 ocurrida en dicha ciudad fue a celebrar la Eucaristía en acción de gracias.
Durante el tiempo de bonanza del porfirismo esta parroquia también experimentó bonanza ya que en 1908 este templo es erigido como parroquia a cargo del  Pbro. Rafael Duarte, su primer párroco.
Inmediatamente después de la “Revolución” el Pbro. Juan B. Orozco comenzó la remodelación y ampliación del templo, misma que terminó en 1924.
Así permaneció, hasta que un sacerdote muy visionario, Emiliano Soria (1950-1969) pensó que aquel templo, ante el desarrollo de la región, no daría respuesta a la situación que enfrentaba, así comienza la construcción del nuevo santuario. Para ello se dio a la tarea de buscar en la región el material necesario y el modo como habría de conseguir recursos para dicha empresa. El banco de cantera lo encontró en las afueras del templo y con la ayuda de su fiel discípulo el Sr. José María Rodríguez quien era el albañil aprendió del P. Emiliano, de aquel gran escultor, el trato de la piedra con la que edificó la mayor parte del templo.
Los recursos de los que se valió el P. Emiliano fueron, por supuesto, la ayuda de los fieles, pero, además, realizó algunas pequeñas obras de arte (pues también era pintor) que vendía a sus conocidos, para recolectar algunos recursos para la magna obra.
De él son las esculturas que narran el encuentro milagroso de la imagen de Nuestra Señora, y la coronación de la Virgen por el papa Pío XII; así como los dos altares, el bautisterio y el bellísimo “Calvario” que se encuentra en el bautisterio.


Con la erección de la Diócesis apoyó en la construcción del seminario, para lo que construyó y adaptó una casa a un costado del santuario del que todavía quedan huellas, y además se dio a la tarea de construir un edificio para el Seminario que no fue terminado pero que todavía encontramos las ruinas de aquello que comenzó a concluirse, además el construyó el curato como casa sacerdotal con la intención de hacer de aquel lugar un centro de convivencia sacerdotal, en los últimos años sólo es un curato debido a las últimas remodelaciones.

Los párrocos posteriores se dieron a la tarea de continuar aquella magna que ya se encuentra en la etapa final y que ha sufrido varias transformaciones de aquel proyecto primario.

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