jueves, 6 de marzo de 2014

PARROQUIA DE SANTIAGO APÓSTOL (COALCOMÁN)
SEGUNDA PARTE



Debido a un huracán desatado en 1908 se perdió gran parte de la agricultura y por ello en marzo de 1909 ya se sufrían las consecuencias del hambre, esto unido a que en este distrito, en mayo de 1911, se levanta en armas para impulsar “La Revolución” liderada por “José Trujillo Gutiérrez, Antonio Valladares Trujillo Gutiérrez, Antonio Valladares  y ocuparon la plaza de Coalcomán que había sido abandonada por el prefecto y el destacamento militar.”
Con todo ello Coalcomán sentirá un profundo deterioro dadas las continuas irrupciones de tropas revolucionarias durante los próximos años.

Tecnológico Superior de Coalcomán

Con la creación de la nueva diócesis de Tacámbaro en 1920, esta parroquia junto con otras 7 de la actual diócesis de Apatzingán, comienzan una nueva etapa ya que el obispo D. Leopoldo Lara y Torres será uno de los impulsores de un movimiento social que a nivel nacional había sido impulsado por el episcopado y que tenía por meta la sindicalización técnica de los trabajadores católicos, así como de los propietarios grandes y pequeños y asi se crearon las varias organizaciónes en las que participaron activamente algunos parroquianos.
Durante este periodo se empiezan a incrementar las hostilidades por parte de los gobiernos de Obregón y Calles en contra de la iglesia que culmina con la “Ley Calles” que entró en vigor el 21 de julio de 1926 en la que se ordenaba cerrar templos, conventos, escuelas y asilos católicos y se impidió cualquier tipo de culto.
En octubre de 1926 el obispo de Tacámbaro monseñor Leopoldo Lara Torres, impartió en Coalcomán unos ejercicios espirituales de encierro durante los cuales, con la ayuda del padre Francisco Villanueva, vicerrector del Seminario, persuadió a los rancheros de la sierra de la necesidad de defender los derechos de la Iglesia. Esto fue el preámbulo del movimiento cristero.

Representación del Viacrucis

Posteriormente el cura José María Martínez promovió una asamblea para explicarles la situación: los sacerdotes impedidos para ejercer su ministerio, los fieles privados de los sacramentos y la educación infundida con ideas revolucionarias. Les indicó que “la lucha era permitida y justa por que pretendía restablecer el orden, la justicia, la religión y libertad de los ciudadanos, a quienes tenían por parias los representantes del poder público; y les dio a conocer las directrices del movimiento cristero que pugnaba por la libertad religiosa.
La gente se armó con carabinas de taco y machetes, y más tarde con fusiles que les quitaron a los gobiernistas. La campaña duró tres años. Los cristeros se lanzaron a la lucha bajo la protección de la Virgen de Guadalupe, cuya imagen bordada pusieron al centro de una bandera tricolor. Sus refugios eran los cerros y rancherías de Palanda, El Guayabal, Los Tepehuajes y La Gachupina, y aun La Higuera Mocha, hasta donde llegó el padre Martínez.

Plaza principal de Coalcomán

El 12 de enero de 1928 llegaron a Coalcomán cinco mil soldados de las tres armas, al mando del general Juan Domínguez.  La lucha cristera la sostenían los jefes Gutiérrez y José Contreras y los hermanos Librado, Pablo y Fermín Guillén. Éstos últimos habían reunido 800 hombres en el frentón de la montaña de Los Telares. Después de cuatro cías de cerco, se retiraron 600 cristeros y a fines del mes los federales avanzaron a bayonera calada rumbo a los desfiladeros. Los 200 rancheros que habían quedado enfrentaron el asalto de aquella columna y lograron rechazar el primer ataque. Sin embargo, un grupo de indígenas de Estopila abandonó sus posiciones y los federales pudieron escalar el cerro por esa parte. Fermín Guillén ordenó entonces la retirada. En el resto del año ocurrieron frecuentes choques, aunque de menor magnitud. En junio de 1929 terminó el movimiento cristero con los “arreglos” a los que llegaron el entonces presidente de la República Emilio Portes Gil y el Delegado Apostólico, entonces arzobispo de Morelia, don Leopoldo Ruiz y Flores quien tuvo que acatar órdenes de Roma a la que le habían engañado y le habían hecho falsas promesas que nunca cumplirían y en algunos casos acabaron en verdaderas masacres de antiguos cristeros.
Este movimiento no va a terminar del todo, los antiguos cristeros no confiando en los famosos “arreglos” buscaron comprensión de la situación vivida manteniéndose en pie de lucha, y en espera de una respuesta a sus demandas, y por lo mismo desconocen las autoridades tanto civiles como religiosas y actualemente se autodenominan “La Cruz de Palo”.

Los portales

Esta región ha sido azotada por múltiples terremotos a lo largo de su historia ocasionando muerte y destrucción. Con el cismo de 1941 efecruado a partir de la erupción del Volcán de Colima, una nueva catástrofe atemoriza a la población ya que causa enormes estragos en el templo parroquial que sufre en algunas partes destrucción y en otras graves cuarteaduras.
La remodelación del templo la llevó a cabo el párroco quien se encargó de darle una neuva cara a la construcción.
El Pbro. Humberto Torres Valdovinos se preocupó, en su tiempo, de remodelar el cuarto y de ponerle el plafón; y el Pbro. Juvenal Estrada de la remodelación interior creando el retablo principal y los dos laterales. Actualmente, el Pbro. Emiliano Mendoza se preocupa por impulsar la evangelización al lado de sus dos vicarios.



 
Casa de la Cultura


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