LOS DEL MEDIO
Entre una punta y la otra,
el medio. Entre los niños que viven prisioneros de la opulencia y los que viven
prisioneros del desamparo, están los niños que tienen bastante más que nada,
pero mucho menos que todo. Cada vez son menos libres los niños de clase media.
Que te dejen ser o que no te dejen ser: ésa es la cuestión, supo decir Chumy Chúmez,
humorista español. A estos niños les confisca la libertad, día tras día, la
sociedad que sacraliza el orden mientras genera el desorden. El miedo del
medio: el piso cruje bajo los pies, ya no hay garantías, la estabilidad es
inestable, se evaporan los empleos, se desvanece el dinero, llegar a fin de mes
es una hazaña. Bienvenida, la clase de unos de los barrios más miserables de
Buenos Aires.
La clase media sigue viviendo en estado de impostura,
fingiendo que cumple las leyes y que cree en ellas, y simulando tener más de lo
que tiene; pero nunca le ha resultado tan difícil cumplir con esta abnegada
tradición. Está la clase media asfixiada por las deudas y paralizada por el pánico,
y en el pánico cría a sus hijos. Pánico de vivir, pánico de caer: pánico de
perder el trabajo, el auto, la casa, las cosas, pánico de no llegar a tener lo
que se debe tener para llegar a ser. En el clamor colectivo por la seguridad
pública, amenazada por los monstruos del delito que acecha, la clase media es
la que más alto grita. Defiende el orden como si fuera su propietaria, aunque no
es más que una inquilina agobiada por el precio del alquiler y la amenaza del
desalojo.
Atrapados en las trampas del
pánico, los niños de clase media están cada vez más condenados a la humillación
del encierro perpetuo. En la ciudad del futuro, que ya está siendo ciudad del
presente, los teleniños, vigilados por niñeras electrónicas, contemplarán la
calle desde alguna ventana de sus telecasas: la calle prohibida por la
violencia o por el pánico a la violencia, la calle donde ocurre el siempre peligroso,
y a veces prodigioso, espectáculo de la vida.
E. Galeano
¿Los
de la televisión nos verán a nosotros?
Cada
vez hay más televisiones que abrazos en las familias. La televisión es
multifuncional. Educa y no hace huelgas. Enseña y no destruye monumentos
históricos. Entretiene y no tiene planeación didáctica. Orienta y no reprende.
Es muy amable con todos los miembros de la familia, en especial con los niños y
amas de casa. No es racista, no discrimina, no juzga, no se queja y lo que es
mejor, se convierte el miembro más visto durante todo el día…El único detalle es poder tenerla.
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