En la población zapoteca del
istmo de Tehuantepec, Juchitán, Oaxaca,
México, se les llama muxes ('mushes') a las personas nacidas con sexo
masculino que asumen roles femeninos en cualquiera de los ámbitos social,
sexual y/o personal.
Las personas Muxe,
corresponden a parte del espectro de la diversidad sexual y de género de la
cultura occidental. Encontrando sus equivalentes en términos como: travestis mujeres
transgénero y mujeres transexuales.
Los zapotecas ocupaban un
puesto especial en Mesoamérica como una
de las civilizaciones más antiguas y avanzadas. Algunos de los primeros
ejemplos de gran arquitectura en este continente fueron diseñados y erguidos
por ellos.
Origen
Se cree que el término muxe
viene de la palabra española mujer, una derivación fonética que los
zapotecas empezaron a usar en el siglo XVI.
Desde la época precolombina los zapotecas consideraban a los muxes parte
de un tercer sexo, no mejor o peor que los hombres y mujeres, simplemente
diferentes. Algunos muxes formaban parejas monógamas con hombres, otros vivían
en grupos y otros se casaban con mujeres y tenían hijos.
Cabe notar que el núcleo de la
cultura zapoteca era la unidad familiar organizada en un sistema similar al
matriarcado. Los hombres se hacían cargo
de cazar, cultivar la tierra y tomar decisiones políticas mientras que las
mujeres controlaban el comercio y las decisiones económicas. Un muxe podía
participar en decisiones que por lo general se reservaban para las mujeres de
la familia.
Tradicionalmente algunos muxes
también tenían el rol de iniciar sexualmente a los muchachos adolescentes, ya
que no era socialmente aceptado que las jovencitas perdieran la virginidad antes del matrimonio.
En otras culturas de esta
región han existido grupos que cumplen funciones similares de tercer sexo,
como en el caso de los biza´ah de Teotitlán.
Siglo XX
Un estudio antropológico
durante la primera mitad de la década de los 70's encontró que aproximadamente
6 por ciento de la población masculina del
Istmo de Tehuantepec estaba compuesta por muxes.
Hoy en día los muxes suelen
formar parejas temporales con otros hombres, las relaciones estables a largo
plazo no son muy comunes, y es extremadamente raro que formen parejas con
mujeres.
En una familia tradicional, el
muxe todavía suele ser considerado por su madre como "el mejor de sus
hijos " ya que el
hijo muxe nunca abandona a los padres en los momentos difíciles de la vida: la
vejez y las enfermedades. A diferencia de los hijos heterosexuales que se casan
y van a formar otro núcleo familiar que necesita cuidados, el hijo muxe se
queda en casa o regresa cuando es necesitado. Por esto, los muxes representan
para sus madres tanto una seguridad económica como un apoyo moral, sobre todo
cuando en edad madura se quedan solas, ya sea por quedarse viudas, porque el
hombre se va con otra mujer más joven o porque ellas mismas deciden separarse.
En algunos casos, cuando hacen
faltas hijas y un hijo varón no expresa la "natural" agresividad de
los varones, la misma madre cría al niño favoreciendo una serie de
comportamientos atribuidos socialmente a las niñas.
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