Desempleo y pobreza
La población económicamente activa asciende en México a unos 40 millones
de personas. Esta población crece a una tasa anual aproximada de 3%, lo que
significa una cifra de un millón 200 mil personas que cada año se incorporan al
mercado laboral en busca de empleo. En años de crecimiento económico alto, el
sector formal de la economía ha podido crear alrededor de 400 mil empleos por
año. El resto de la nueva fuerza laboral, unas 800 mil personas, se ve obligado
al empleo informal de diversos tipos (incluyendo actividades ilegales) o a
emigrar a Estados Unidos.
Sin embargo, la economía no ha estado creciendo a un
ritmo alto y sostenido en todos estos años, lo que implica que el número de
personas forzadas al empleo informal, la emigración o, de plano, la
delincuencia, sea mayor y creciente, a causa de la falta de oportunidades de trabajo.
Es decir, a la pobreza endémica del país se suma cada año un nuevo grupo de
desempleados, lo que constituye sin duda un caldo de cultivo propicio para todo
tipo de actividades ilegales.
La causa directa de esta falta de oportunidades
es la relativamente baja inversión en proyectos productivos generadores de
empleos formales, lo que a su vez se debe en parte a la ausencia de un sistema
financiero real y el abandono de la política industrial por parte del Estado en
los últimos 30 años.
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