martes, 22 de octubre de 2013

ERECCIÓN DE LA DIÓCESIS DE APATZINGÁN
Primera Parte


Era un 19 de marzo fiesta del Patriarca San José cuando el entonces delegado Apostólico don Guillermo Piani expresa su deseo, después de haber estudiado la geografía y las estadísticas del País, de erigir nuevas diócesis; la razón fundamental era lo muy extenso de algunas diócesis y por ello el inadecuado servicio a algunas comunidades que habían crecido demasiado en los últimos años.

Otra razón “muy de tenerse en cuenta es la del número de sacerdotes y de alumnos del Santuario. En México la cuestión de las vocaciones eclesiásticas y de los Seminarios es de vital importancia. Muy poco aumenta el número de sacerdotes, si consideramos la necesidad de establecer la cura de almas sobre la base de las necesidades espirituales de nuestros poblados, de la eficacia de las organizaciones católicas, de la difusión de la instrucción catequística, de las misiones en las haciendas y rancherías, de acción intensa contra la propaganda protestante, etc. No cabe duda que la erección de nuevas diócesis contribuirá eficazmente al incremento de la vida cristiana, al establecimiento de nuevos seminarios, al aumento de sacerdotes” (Carta enviada el 19 de marzo de 1955).


Después de haber estudiado el caso el obispo de Tacámbaro, don Abraham Martínez quien proponía a Apatzingán como sede con doce parroquias de Tacámbaro y don de Colima (Jilotlán y Ahuijullo). También como sede a Uruapan por tres razones fundamentales:
a) “Hay en Uruapan mayor cantidad de personas, mejor preparadas para formar los Comités Diocesanos de la Acción Católica.
b) Están en Uruapan las imprentas en donde se imprimen los periódicos que aparecen en Apatzingán.
c) Los masones, protestantes y comunistas no tienen sus centros directivos en Apatzingán sino en Uruapan, lo cual indica que de allí se les facilita más hacer su propaganda” (Carta enviada el 6 de mayo de 1956).


 Sin embargo el entonces delegado apostólico Luigui Raimondi respondió que la Sede de la Nueva Diócesis le parecía más oportuno fuera Apatzingán ya que “es como centro natural de la zona de Tierra Caliente y que además presenta condiciones suficientemente desarrolladas para ser Sede digna de una diócesis”.
Para ello le pidió un mapa, número de habitantes, instituciones, lugar de la futura catedral, número de sacerdotes diocesanos, religiosos y religiosas y por último los recursos con los que podría contar el Obispo para el sostenimiento de la Nueva Diócesis” (carta del 16 de febrero de 1957).


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