martes, 22 de octubre de 2013

SITUACIÓN DE NUESTRA REGIÓN DE TIERRA CALIENTE  DURANTE
 LA REVOLUCIÓN CRISTERA

SEGUNDA PARTE



En el primer semestre de 1927 el Regimiento de Anacleto González Flores, con asiento en Coalcomán, libró y ganó las acciones de armas de Villa Victoria, Tepalcatepec y Puerto del Aire. Los federales se replegaron hasta El Pozo y luego volvieron a Villa Victoria, donde establecieron su cuartel. El jefe cristero Guadalupe Lucatero defeccionó y se disolvió la tropa. Aquellos, al mando de los generales Beltrán, Mendoza y Díaz, se apoderaron de Coalcomán. Fermín Gutiérrez se replegó con sus hombres a terrenos de La Guadalupe y El Cobre, y el único rebelde que quedó por el rumbo fue Salvador González.  Este caminó por senderos ocultos hasta Estopila, subió al cerro El  Frezquial, sorprendió a los federales, puso sitio a Coalcomán, se le unieron las guerrillas de Trinidad Barajas y Librado Mendoza, y el 14 de octubre emprendió el ataque y tomó la plaza, que estuvo defendida por el general Tranquilino Mendoza.



El 12 de enero de 1928 llegaron a Coalcomán cinco mil soldados de las tres armas, al mando del general Juan Domínguez. La lucha cristera la sostenían los jefes Gutiérrez y José Contreras, y los hermanos Librado, Pablo y Fermín Guillén. Estos últimos habían reunido 800 hombres en el frentón de la montaña de Los Telares. Después de cuatro días de cerco, se retiraron 600 cristeros y a fines del mes los federales avanzaron a bayoneta calada rumbo a los desfiladeros. Los 200 rancheros que habían quedado enfrentaron el asalto de aquella columna y lograron rechazar el primer ataque. Sin embargo, un grupo de indígenas de Estopila abandonó sus posiciones y los federales pudieron escalar el cero por esa parte. Fermín Guillén ordenó entonces la retirada. En El Desprendimiento hubo por esos días otra batalla que duró de las 9 de la mañana a la una de la tarde. En el resto del año ocurrieron frecuentes choques, aunque de menor magnitud. En abril de 1929 se entablaron dos combates: uno en la Sierrita de Villa victoria, entre la partida de Trino Barajas y la tropa del coronel Ceballos; y otro en Ticuiz, donde González Romo resistió ocho horas de embate de una fuerza procedente de Colima, reforzada por defensas rurales y agraristas”.


En junio de 1929 terminó el movimiento cristero con los “arreglos” a los que llegaron el entonces presidente de la República Emilio Portes Gil y el Delegado Apostólico, entonces arzobispo de Morelia, don Leopoldo Ruiz y Flores quien tuvo que acatar órdenes de Roma a la que le habían engañado y le habían hecho falsas promesas que nunca cumplirían y en algunos casos acabaron en verdaderas masacres de antiguos cristeros.
Este movimiento no va a terminar del todo, los antiguos cristeros no confiando en los famosos “arreglos” buscaron comprensión de la situación vivida manteniéndose en pie de lucha, y en espera de una respuesta a su demandas, y por lo mismo desconocen las autoridades tanto civiles como religiosas y actualmente se autodenominan “La Cruz de Palo”.


Con el posterior gobierno de Lázaro Cárdenas van a continuar las expropiaciones de los bienes de la Iglesia que van a obligar a muchos obispos a buscar nuevas alternativas para preparar a sus aspirantes al sacerdocio y una respuesta la encontrarán en la creación del Seminario de Moctezuma en Nuevo México a donde tendrán que marchar aquellos que deseen alcanzar la ordenación sacerdotal.



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